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Agresiones que se viralizan

Alejandra Pedroza Marchena



El big data, el machine learning y la estadística han encontrado que la violencia de género se ha agudizado en redes sociales gracias al anonimato, ubicuidad y desinhibición.


De todas las mujeres con las que convivimos todos los días: en casa, con nuestra familia; en el trabajo, con nuestras compañeras de oficina; en la vía pública, con quienes forman nuestra comunidad; de todas ellas, muy probablemente la mayoría ya han sido víctimas de violencia.


En México, de los 46.5 millones de mujeres de 15 años y más que habitan el país, seis de cada 10 (30.7 millones) ha enfrentado violencia de cualquier tipo y de cualquier agresor alguna vez en su vida, de acuerdo a cifras del INEGI.


En Jalisco, las alarmas se encienden porque siete de cada 10 mujeres han sufrido algún tipo de agresión. Esto lo coloca en la tercera posición a nivel nacional por violencia contra las mujeres, después de la Ciudad de México y el Estado de México.


¿Qué distingue a la violencia contra las mujeres? Daños físicos, verbales, laborales, discriminativos, económicos, sexuales o psicológicos contra una víctima del sexo femenino y, al revisar la causa, no hay otra razón para agredir a la víctima, más que haber sido mujer.


Además, el acto generalmente es violento y perpetuado por un hombre, que no lo haría en contra de otro hombre. Ahí es cuando hablamos de violencia contra las mujeres. En el caso de las agresiones verbales, estas han encontrado nuevas plataformas y se han <<digitalizado>> con la proliferación de las tecnologías de la información y la comunicación. Actualmente es preciso hablar de una <<violencia online>> que puede pasar desapercibida desde una pantalla. Este tipo de agresiones pueden ser orales o escritas (a través de audios, videos o textos) y se difunden en plataformas en línea.


Estudios al respecto señalan que Internet, como medio para entablar comunicaciones, tiene características que afectan la dinámica y propician agresividad, como lo son el anonimato, el distanciamiento, la ubicuidad y la desinhibición.


La violencia en línea puede ser en comunicaciones uno a uno y sincrónicas, como los chats, o asincrónicas, como el e-mail o los foros de opinión. Además, se presentan como discursos violentos que quedan abiertos a un público amplio, como los sitios web, de acuerdo al investigador polaco Jacek Pyzalski.


Pyzalski, en su libro La agresión electrónica y el ciberacoso como un nuevo comportamiento de riesgo de los jóvenes (2012), refiere el término <<agresiones electrónicas>> para englobar actos en los que se victimiza a diferentes tipos de individuos, incluidos grupos de población, no necesariamente con una relación de por medio.


Este tipo de violencia en línea, que se da a través de discursos, encuentran un canal de propagación en redes sociales como Facebook, donde cada minuto se producen 510 mil comentarios y se actualizan 293 mil estatus de los más de 2 mil 167 millones de usuarios de esa red social, según datos de la organización Read.


Al haberse digitalizado la violencia, su estudio merece enfoques igualmente digitales como los son las técnicas de minería de texto. El investigador experto en el área, Bing Liu, explica que este campo de estudio se enfoca en analizar las opiniones, las percepciones, los sentimientos, las evaluaciones, las valoraciones, las actitudes y las emociones de las personas hacia entidades tales como productos, servicios, organizaciones, individuos, temas y eventos.


Es por esta razón que se alcanza un campo vasto de explotación al enfocar las técnicas de minería de texto en analizar los comentarios que generan los usuarios en redes sociales, pues de ahí resultan descubrimientos de la percepción que tienen los usuarios respecto a tantos temas como los hay en Internet.


Por su parte, el análisis de sentimientos es un tipo de técnica de minería de textos utilizada en el análisis de redes sociales. Su función es la de rastrear, examinar y evaluar el estado de ánimo público. Con esto se puede detectar la polaridad negativa, positiva o neutra de palabras individuales, oraciones y frases o discursos. Incluidas emociones como enojo, felicidad, miedo, etc.


Expertos han probado que los discursos negativos están directamente relacionados con agresividad. Por lo cual, es posible detectar agresiones verbales a través de la técnica de análisis de sentimientos, según se comprobó en una investigación que realizó quien escribe estas líneas.


Para dicho estudio, acotado en el universo de Facebook, se tomó en cuenta una muestra no probabilística de los comentarios que los usuarios hicieron en publicaciones emitidas por tres medios de comunicación referentes al Día Internacional de la Mujer. En total, se recolectaron 3 mil 830 comentarios que se hicieron en publicaciones de un medio local (Tráfico ZMG), uno nacional (Aristegui Noticias) y uno internacional (CNN en español).


El análisis de dichos comentarios evidenció que existen agresiones electrónicas en contra de las mujeres sin distinción entre audiencias locales, nacionales o internacionales. Se observó que la palabra con connotación agresiva que más incidencias tuvo entre los comentarios relacionados al Día Internacional de la Mujer fue <<pinche>>. En segundo lugar, la palabra <<vieja>>, y en tercero, destacó <<puta>>.


Respecto a las palabras negativas que más frecuencia tuvieron en los comentarios de los usuarios de Facebook, los términos se vinculan directamente con la violencia de género, como lo son <<feminazi”, <<machismo>>, <<muerte>>, <<discriminación>>, entre otros.


Al hacer una revisión de las palabras más frecuentes, sin distinguir entre polaridad negativa, positiva o neutra, se puede observar la reiteración de aquellas relacionadas con la discusión social sobre equidad de género, como son <<respeto>>, <<derecho>>, <<huelga>>, <<igualdad”, <<feminismo>> y <<género>>.


En lo que va de este año se ha evidenciado que el 57% de los usuarios de Internet tienen entre 12 y 34 años de edad, y su actividad más frecuente en la web es el acceso a las redes sociales (83%). Esto habla de que el machismo que se manifiesta en ese cosmos predomina entre las nuevas generaciones, por lo que es necesario desarraigarlo.


Y un algoritmo especializado en detectar agresiones contribuye a visibilizar esta problemática de género y provocar la reflexión para su posterior rechazo; no se trata de encontrar culpables, sino enseñar nuevas normas de convivencia ante el inminente futuro tecnológico.

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