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Comprar una Idea

POR IGNACIO TORRES


La venta por casi 70 millones de dólares de una pieza de arte digital validada con NFT, revolucionó la percepción de esta manera de autenticación y coleccionismo de las piezas de creadores digitales. Sin embargo, esta revolución no está libre de controversia y han planteado debates no solo respecto a lo que se considera arte sino a su viabilidad a futuro tanto tecnológica como ecológicamente.



Ser revolucionario en el mundo del arte es realmente difícil. Con los siglos de avance en el tema en cuanto a técnicas y el abordaje de temas históricos, cotidianos y hasta oníricos, ¿qué más se podría hacer o decir?


Entre finales del siglo XIX e inicios del XX surgieron vanguardias como el impresionismo, expresionismo y cubismo, por mencionar solo algunas, que cambiaron la forma de ver, concebir y plasmar la obra: con atención a la luz, con atención a lo interno o con atención a las formas más básicas. Luego llegó Marcel Duchamp y planteó la idea de que el artista no tiene manos, es decir, artista no es el que hace sino el que propone que un objeto lo es, y él decidió proponer que un mingitorio y un escurrebotellas lo eran y, por lo tanto debían exhibirse en una galería.


En marzo pasado, más de 100 años después de que Duchamp creara el ready made, mediante una subasta millonaria se puso en el mapa otra ruptura La venta por casi 70 millones de dólares de una pieza de arte digital validada con NFT, revolucionó la percepción de esta manera de autenticación y coleccionismo de las piezas de creadores digitales. Sin embargo, esta revolución no está libre de controversia y han planteado debates no solo respecto a lo que se considera arte sino a su viabilidad a futuro tanto tecnológica como ecológicamente que está por revolucionar lo que se concibe como arte: los tokens no fungibles (NFT por sus siglas en inglés).


Una cadena de código digital, única e irrepetible, que valida la autenticidad de imágenes hechas en computadora. Se podrían imprimir cientos o miles, sin embargo, solo la que tiene ligado un NFT es original.


EL MEDIO

El planteamiento de los NFT ligados a obras de arte ha ocasionado controversia puesto que, de manera general, el consumidor está acostumbrado a llevarse algo a casa luego de una transacción económica. Quiero llevarme puestos los lentes que acabo de comprar… quiero usar esa agenda y la compro… ese nuevo traje lo usaré en mi siguiente fiesta… lo tangible completa el deseo.


¿Qué pasa entonces con algo que no puedes tocar?

Los NFT son similares en su constitución a las criptomonedas (como Bitcoin o Ether), sin embargo, no fueron concebidos como tal, de ahí el «no fungibles» puesto que no se pueden gastar por un producto de otro tipo. Su funcionamiento está enfocado no el intercambio sino en la autenticación y el valor ligado a esta.


Los tokens no fungibles se podrían definir como activos digitales únicos cuya información está contenida en la tecnología blockchain, que es una estructura de datos que permite crear un libro mayor de estos y compartirlo entre una red de partes independientes.


El blockchain le da a los NFT que contiene, la particularidad de que cada uno es distinto, tiene

características únicas y representa algo diferente. Planteamiento muy distinto al de las bitcoins en las que cada token es igual al otro y por lo tanto el valor es el mismo, además de poderse dividir. Los no fungibles, en cambio, son vistos como un todo.


Explicado así, bien podría hacerse una analogía entre cada NFT y las pinceladas de un artista

que pinta en caballete. Así como estas últimas retienen rasgos de unicidad que, en conjunto, hacen a la pieza, cada token es una pequeña parte de esa obra digital auténtica.


Debe aclararse, sin embargo, que el artista no usa los tokens para pintar. Realiza la obra en cualquier otro software y la validación mediante NFT se ejecuta de manera posterior, y es, en efecto, el NFT lo que se comercializa.


EL GRAN MOMENTO

El pasado 11 de marzo la casa de subastas Christie’s marcó un hito en el mercado del arte al vender un NFT por más de 69 millones de dólares, lo que lo convierte en la obra de arte digital más cara de la historia, al menos hasta el momento.


La obra es un collage titulado Everydays – The First 5000 Days del artista digital Mike Winkelmann que firma como Beeple. Se trata de una serie de 5 mil imágenes que Beeple comenzó a realizar, una diaria sin falta, en mayo de 2007 y que fue compartiendo en sus redes sociales, lo que dio al proceso creativo una suerte de interactividad con sus seguidores que, con el paso de los años, crecieron exponencialmente para ver el dibujo del día.


Las obras tienen composiciones y presentan temas que podrían resultar provocativos o hasta ofensivos, con figuras famosas al desnudo o mezclas grotescas entre cuerpos humanos y animales. Sin embargo, en cada una se puede ver un toque de cuestionamiento a asuntos como la sobreexplotación de los recursos naturales o la relación entre las personas y la tecnología digital. También se pueden ver en algunas ecos del surrealismo. En la página de Christie’s se señala sobre la obra de Beeple: «Nombradas individualmente como Everydays, de manera colectiva las piezas que conforman Everydays – The First 5000 Days, son uno de los cuerpos de trabajo más únicos que han emergido en la historia del arte digital».


Beeple, entrevistado poco después de la venta millonaria en la subasta, comentó que nunca se imaginó vender su trabajo de esa manera y, mucho menos, a esos montos. «¿Es una burbuja? Podría serlo», aceptó en una charla. «No me gusta el término de artista porque me parece pretencioso», dijo sobre su nuevo calificativo del artista digital vivo más cotizado del mundo, pese al que no ha dejado su trabajo regular como diseñador gráfico para marcas como Nike y Apple.


Consciente de que, de manera general, el comprador quiere algo más que una idea y una cadena de código que existe solo en lo digital, Beeple decidió que tanto el collage millonario como todas las piezas que vendió previo a esa subasta y de manera posterior, se entreguen en una caja que incluye la blockchain grabada en una placa, además de un dispositivo que la proyecta de manera permanente. Así logra dotar de cierta fisicalidad a sus piezas que realiza en la pantalla.


DE ALTO IMPACTO

La controversia con los NFT no solo se ha quedado en los precios alcanzados sino en lo que plantea para la eterna pregunta sin respuesta: ¿qué es arte? La propuesta del historiador polaco, Wladyslaw Tatarkiewicz, sea quizá uno de los intentos de respuesta más ecuánimes al respecto y que, a su vez, podría dar a cabida a conceptos como el de los tokens no fungibles:

«Una obra de arte es o bien una reproducción de las cosas, o la construcción de formas, o una expresión de un tipo de experiencias que pueden deleitar, emocionar o conmocionar».


Al dejar fuera de su concepto palabras cohaberse adelantado a su tiempo para abrir la puerta a obras sin soporte físico, como los NFT. Sin embargo, el punto de escándalo en torno a estas va más allá de cuestiones conceptuales y filosóficas en torno al arte, también tienen un alto impacto ecológico.


Las transacciones con NFT requieren una gran cantidad de electricidad, lo que tendría un impacto directo en el calentamiento global. Actualmente no se tienen datos exactos del consumo energético de la tecnología blockchain pero sí de la red Bitcoin, que es, en esencia, muy similar. De acuerdo con el índice de consumo eléctrico que tiene la Universidad de Cambridge, esta criptomoneda consume en un año la misma energía que todo Noruega.


Lo anterior, sin embargo, es un cálculo aproximado, la dificultad de dar datos exactos radica en el hecho de que las redes de todas las criptomonedas, incluida la de los NFT, están descentralizadas, es decir, hay la red está diseminada en todo mundo y su funcionamiento radica en el hecho de que las computadoras que la integran se mantengan conectadas todo el día.


Además, está también la especulación en que se cree que las frenéticas compras actuales de NFT han corrido a cargo no de coleccionistas con experiencia sino posiblemente de corredores o algunos otras figuras involucradas en el mercado del arte, para generar mayor interés y con ello incrementar aún más las ganancias.


Tanto las criptomonedas como los NFT son activos de inversión de alto riesgo, habrá que esperar para ver si los segundos logran posicionarse como una nueva forma para la venta y coleccionismo de arte, o quizá, explote la posible burbuja. El tiempo lo dirá.

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