La consultora, periodista y autora de origen italiano, Silva Zanella, está convencida de que el porvenir del trabajo estará marcado por habilidades que, estereotípicamente, fueron consideradas propias de las mujeres. De ahora en adelante, según su análisis, la empatía y la capacidad de escucha, por mencionar solo dos, serán estratégicas para equilibrar una realidad laboral en la que se combinan humanos y máquinas.
Galardonada en 2021 con el premio LinkedIn Top Voice Work, la consultora, periodista, oradora y autora, Silvia Zanella, tiene un importante mensaje que dar al mundo: el futuro del trabajo es femenino. Y es justo con esa frase que decidió titular su más reciente libro, en el que aboga
por replantear el modo en que se tasan ciertas habilidades consideradas, estereotípicamente, como propias de las mujeres. Publicado por el sello Paidós Empresa, El futuro del trabajo es femenino. Una nueva cultura laboral para todos, es el tomo mediante el que Zanella busca hacer presión desde su trinchera para lograr la renovación del ámbito
laboral y empresarial.
«La discusión de género no es el punto central del libro», acotó la líder en Cultura y Experiencia para Europa de la agencia EY, líder en servicios de auditoría, fiscalidad, asesoramiento en transacciones y consultoría. «Decir que el futuro del trabajo es femenino fue encontrar una manera de identificar e indicar una disrupción necesaria. Necesitamos un punto de vista distinto sobre la gente que trabaja en las empresas.
Y creo que el término más provocativo era ‘femenino’ porque no es usual en el léxico empresarial y no es común en el vocabulario laboral, además de que es asociado a habilidades que está bien tener, pero que no se consideran muy importantes». Estas habilidades suaves, comentó Zanella, han demostrado, pese a lo que se creía, ser realmente importantes si lo que se quiere es mantener la motivación de los equipos de trabajo, algo que se complica en el panorama actual, en el que se da una mayor presencia del elemento tecnológico y se da la hibridación de los trabajos no solo en cuanto a la flexibilidad de horarios, sino respecto al uso de máquinas para reemplazar algunos puestos y tareas.
«Es importante tomar en cuenta habilidades como la empatía y la escucha, que antes no eran tan comunes de considerar, y que además eran vistas como habilidades suaves. Están en todos, calificarlas como ‘femeninas’ era solo un estereotipo. Lo que quise decir en el libro es que la manera de llevar el trabajo durante siglos ha estado bien y funciona para lo industrial, pero no es muy efectiva ahora para motivar la inteligencia de la gente. Podría funcionar en una cadena de suministro, por ejemplo, en la que las mismas tareas se deben rehacer una y otra vez, pero para un compromiso cognitivo y emocional se requiere algo diferente, de otra manera daría lo mismo cambiar a las personas por robots.
Por eso algunos aspectos como cuidado, inclusión y vulnerabilidad no solo son lindos de tener, sino estratégicos».
TRANSFORMACIÓN TECNOLÓGICA
La también experta en marketing señaló en entrevista que la creciente presencia y uso de la tecnología en los diferentes procesos y sectores empresariales tuvo dos efectos: maravillar y generar temor. «Creo que cuando se trata de ambientes de trabajo por un lado te debes asegurar de que las personas en tu organización no tengan temor a la transformación, porque la transformación es y será un factor importante. Tenemos que tener gente lista para
estos cambios que no serán fáciles. Y por otro lado debemos decidir qué hacer con la tecnología, el coronavirus nos ha enseñado mucho sobre lo que queremos y podemos hacer con la ciencia, ahora tenemos que tomar decisiones similares en torno a la automatización y la robotización. Está bien reducir los puestos de trabajo si el valor agregado de estos no es grande y una máquina lo puede hacer mejor pero, por otro lado, el criterio de la eficiencia no
puede ser el único», dijo.
La clave, insistió, está en hacerse consciente de que más que temer a la tecnología el enfoque debe estar en entenderla y gobernarla. «De todo esto surgirán nuevas aptitudes, habilidades y puestos de trabajo». «Cuando me preguntan si soy pesimista u optimista sobre el futuro del trabajo siempre digo que soy totalmente optimista y la razón de esto es porque hay una gran cantidad de personas jóvenes que presionan mucho sobre estos temas, como ya ha pasado con los cambios logrados en cuanto al medioambiente y la diversidad sexual. Esto ha sido gracias a la gente joven y al uso de los medios, que son un poder que no podemos ignorar, cuando esto se combine, en mi opinión, será mucho más sencillo que se den estos cambios en el ámbito laboral».
Además de la edad de los colaboradores en las empresas, otro elemento importante, de acuerdo con Zanella, es la cultura. Hay países e incluso regiones en las que hay una mayor resistencia al cambio en pos de una nueva cultura laboral que, por paradójico que parezca, debería tender al equilibrio entre la humanización de las labores y el aprovechamiento de la automatización.
«Creo que tomará bastante tiempo porque es un cambio enorme pero, de nuevo, no soy pesimista y estoy segura de que se dará porque hay mucha presión en varios niveles y sería imposible que no suceda. No veo como opción que las cosas se mantengan igual. Hay algunas culturas que son más abiertas a cierta evolución, pienso en países que tienen culturas de origen latino como Italia o como México, donde aspectos en torno al toque humano son mucho mejor percibidos y, paradójicamente, el rol femenino en estos dos países no es precisamente fantástico, así que en las mismas culturas hay contradicciones».
A pesar de las diferencias, dijo la autora, el proceso de cambio es ya imparable y tendrá particularidades de acuerdo a la cultura, el país y la región de la que se trate. «No es que un país esté más a favor de ciertos cambios, creo que hay muchos elementos y por eso no se darán de la noche a la mañana. Cada país tendrá que encontrar su propia manera y ritmo de hacerlo, pero estoy segura de que este cambio cubrirá al planeta entero, quizá en Italia tome 5 años y en otro país tome 10, pero seguramente se dará el cambio».
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