Una guía para profesionalizar la Empresa Familiar
Sin duda, profesionalizar la empresa familiar no es una tarea sencilla, requiere sacrificios, pero sobre todo, requiere de disciplina y hacer concesiones por parte de los miembros de la familia y los colaboradores para lograr un objetivo mayor.
¿QUÉ SIGNIFICA PROFESIONALIZAR LA EMPRESA FAMILIAR?
La profesionalización es el conjunto de prácticas que consolidan la operación del negocio, y también su trascendencia. Se refiere a la responsabilidad que tienen el director general, su equipo directivo y el resto de la organización, por gestionar las operaciones diarias con base en las mejores prácticas corporativas. Implica establecer y vivir la filosofía empresarial, pero también vigilar cada una de las operaciones para generar certidumbre a los Accionistas y al Consejo de Administración.
Por otro lado, este concepto no solo consiste en un conjunto de mejores prácticas, sino que también implica un cambio de mentalidad en la familia y sus colaboradores para transformar la dinámica de la empresa a un entorno de mayor organización. Mitos de la profesionalización Nos gustaría dejar muy claro cuáles son las realidades sobre la profesionalización, ya que existen muchas confusiones y mitos alrededor del concepto.
Profesionalizar una empresa no significa:
Identificar y resolver temas o problemas familiares.
Mediar en disputas que pudieran ocurrir entre los accionistas del negocio.
Establecer reglas de interacción claras para la familia-empresa.
Des-familiarizar la empresa.
Profesionalizar una empresa sí busca:
Implementar las mejores prácticas corporativas.
Optimizar la gestión y los procesos.
Impulsar el crecimiento y la solidez de la empresa.
Operar en un entorno de mayor control y certidumbre.
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE PROFESIONALIZAR LA EMPRESA FAMILIAR?
Para la familia:
Ayuda a prevenir conflictos entre los familiares relacionados con una mala gestión del negocio.
Genera mayor claridad de los roles y funciones en la empresa.
Contribuye al crecimiento del patrimonio. Profesionalizar es una inversión.
Trascendencia del negocio al prevenir riesgos por una mala gestión.
Para la empresa y los colaboradores:
Brinda soporte para el crecimiento del negocio.
Reduce la complejidad operativa y de soporte.
Existe mayor claridad en las expectativas y fortalece el ambiente de control.
Reduce el estrés al que se somete la organización al no tener control.
Mayor capacidad para hacer frente a los cambios del negocio.
Se cuenta con información financiera clara para toma de decisiones.
¿CUÁNDO ES EL MOMENTO IDEAL?
Es debatible definir si existe un momento ideal o no, ya que la madurez de cada empresa familiar es distinta y dependerá del estilo de liderazgo de los fundadores.
No obstante, identificamos algunas señales que permiten darnos cuenta si es el momento adecuado:
La empresa no puede tomar decisiones y operar sin la presencia del fundador.
Constantemente se encuentra en modo «apagando fuegos».
Se tiene la sensación de que la empresa creció muy rápido y ya no se tiene tanto control sobre la operación.
Alta presencia y/o participación de familiares en diferentes puestos dentro de la organización.
Sucesores con interés de participar en el negocio.
El fundador tiene en mente su jubilación y piensa en la sucesión.
Cualquiera que sea la señal, es importante que se tenga claro que debe iniciar con el convencimiento de los que están al frente de la empresa y reconociendo la necesidad de tener una mejor gestión, de lo contrario los esfuerzos serán aislados y la inversión no será aprovechada.
En más de una ocasión hemos presenciado cómo la falta de convencimiento por parte de familiares patrimoniales, no patrimoniales y/o colaboradores impiden la realización de diferentes proyectos e inclusive, se llega a realizar el mismo proyecto dos o más ocasiones debido a que los intentos previos fracasaron, provocando frustración, estrés y desperdicio de capital.
LOS PRINCIPALES RETOS
La profesionalización presenta retos que se tienen que trabajar con una adecuada gestión del cambio, tanto para los familiares como para los colaboradores, entre los retos más comunes a los que nos enfrentamos están:
Falta de compromiso de la familia. Disciplina de la familia para respetar las reglas y políticas.
Resistencia de los familiares patrimoniales y no patrimoniales para estar sujetos a reglas del negocio.
Temor por perder el control por parte de los fundadores, familiares o hasta colaboradores.
Resistencia al cambio por parte del personal, al tener la visión que hasta el momento todo ha funcionado y no hay necesidad de cambiar.
La profesionalización no debe ser vista como un destino en sí, sino como un camino de continua mejora y madurez al que debe enfrentarse toda empresa familiar que tenga por objetivo trascender.
Por mejora continua y madurez nos referimos a que cada una de estas mejoras prácticas irán evolucionando a través del tiempo y por ende la organización también, al implementar y apropiar dichas prácticas para una mejor gestión.
Por otro lado, recuerda que profesionalizar no implica «des-familiarizar» la empresa, esa esencia que la hace única como empresa familiar seguirá estando presente, pero será bajo un entorno de mayor control y certidumbre.
Te invitamos a que sigas nuestro blog y redes sociales para acceder a más contenido relacionado con la profesionalización de las empresas familiares y la gestión de las mejores prácticas corporativas.
Socio de Consultoría Jesús Ascencio
jascencio@globalpractice.com.mx
Socio de Consultoría Oscar Barba
obarba@ globalpractice. com.mx
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