POR Alex Legba, Mejores Prácticas
Es fácil que uno llegue a dar por hecho que tras haber sido criado y crecido en un entorno donde la tecnología era la norma y en donde se estuvo familiarizado con computadoras e internet desde temprana edad, esta era una realidad compartida por casi toda su generación. Sin embargo, conforme vas saliendo al mundo te das cuenta de que tu realidad solamente representa a un porcentaje mínimo de la población mundial, en plena revolución digital.
Hace más de diez años mi familia abrió un pequeño negocio: una papelería- ciber café, que por aquel entonces aún era visto como «el negocio del futuro». Modestia aparte, al menos en el pueblo fuimos pioneros en combinar ambos tipos de establecimientos, lo que tal vez ha permitido que hayamos resistido el paso del tiempo y mantenernos en pie hasta el día de hoy.
Desde sus primeros días, en el ya lejano 2008, a diario suele llegar gente a pedir ayuda con distintos problemas relacionados a estas «nuevas tecnologías». Antes comprendía que no cualquiera supiera quemar un CD, imprimir un tríptico a doble cara o escanear un documento. Era entendible al venir de un adulto mayor a quien aún le tocó vivir en un mundo análogo o de un niño que apenas está aprendiendo. Lo que en realidad me terminó sorprendiendo es el panorama actual: las peticiones han cambiado, pero las dificultades persisten. El estado en su intento de «modernizarse» ha optado por hacer todos sus trámites burocráticos en línea, sin ninguna otra opción. Es impactante ver la cantidad de personas menores de 30 años que acuden a pedir ayuda y ni siquiera cuentan con una dirección de correo electrónico, cuando se asume que hoy en día se pide y utiliza para prácticamente todo; uno desde su burbuja solo piensa «como han llegado tan lejos todo este tiempo».
De acuerdo a una investigación llevada a cabo por el INEGI en 2014: «México registra 52 millones de usuarios de Internet; no obstante, el 20 por ciento de las familias mexicanas son analfabetas digitales: no poseen una computadora, no por escasez de recursos, sino porque desconocen su funcionamiento y utilidad.» (Senado, 2014)
Desde que se llevó a cabo el estudio, el panorama no parece haber cambiado. Recibir invitaciones por parte del estado o las empresas a realizar trámites en línea no es algo malo per se, ya que se cuenta con otras ventajas como el ahorro de tiempo y distancia. El problema surge en el momento en que se deja a las personas tiradas a su suerte con estos trámites en un país donde todavía un gran porcentaje de la población no está familiarizada con el internet más allá de las redes sociales, dónde otro tanto aún vive en comunidades rurales dónde no hay acceso y aún con este contexto detrás no solo se les niegan las alternativas, sino también una guía que les ayude a realizar estos trámites con éxito.
El inesperado impulso
La migración al mundo digital era un hecho que eventualmente iba a terminar sucediendo, sin embargo, el cisne negro que significó la pandemia del COVID-19, durante los primeros meses del 2020 terminó acelerando y metiendo presión a este proceso, que desde entonces no ha parado. La emergencia sanitaria puso una fuerte presión en la adopción de tecnologías digitales, obligando a individuos, organizaciones e incluso escuelas que ya tienen un amplio conocimiento a adaptarse rápidamente a una nueva realidad tecnológica.
Esta transición apresurada hacia lo digital ha afectado significativamente a un importante sector de la población, los llamados analfabetas digitales, es decir, personas que desconocen el uso y funcionamiento de computadoras o dispositivos inteligentes, así como todo el medio que orbita estos: software, internet y periféricos. Este problema se ha vuelto tan grave en nuestro siglo como lo fue el analfabetismo académico en la primera mitad del siglo XX.
Durante la pandemia adultos profesionistas pertenecientes a la generación de los baby boomers o de la generación X temprana tuvieron que aprender a utilizar herramientas como la nube y las videollamadas de un día para otro. Mientras tanto, niños de comunidades rurales accedieron a internet y smartphones por primera vez en su vida. A las personas (aún) menos privilegiadas no les quedó otra opción más que perder su empleo o desertar a sus estudios. La crisis sanitaria dejó en evidencia las disparidades existentes, tanto generacionales como socioeconómicas.
El analfabetismo digital va de la mano con la brecha digital, que se suele relacionar únicamente con cuestiones como la edad y la ubicación geográfica. Sin embargo, hay factores más allá de estos que también influyen, como lo son el nivel académico, discapacidad, capital cultural o falta de poder adquisitivo. Estos últimos años el nacimiento de nuevas tecnologías aún más complejas como la cadena de bloques (blockchain), inteligencia artificial, criptomonedas o metaverso amenazan con ampliar aún más esta brecha.
«Los datos internacionales ubican a México en situación de estancamiento. Estudios muestran que, desde inicios del siglo, sigue siendo un país que no ha logrado vincular su gran tamaño económico con su apropiación y uso de las TIC por parte de la población.» (INEGI, 2018)
Las barreras del rezago educativo
El sistema educativo mexicano es sumamente frágil y desactualizado y jamás ha destacado por su calidad. La forzada transición al mundo virtual volvió más notoria esta fragilidad. Las escuelas siguen dedicando poco tiempo a la informática, limitándola a una mera “clase complementaria” que se imparte una vez por semana, pintando las computadoras como “el futuro”, cuando en realidad son nuestro presente desde hace ya dos décadas. A inicios de siglo ya había quienes mostraban preocupación por este rezago, tal como fue el caso de un artículo publicado en el periódico El Norte: «Considerada por casi la totalidad del sector educativo como herramienta indispensable para cuestiones administrativas y fundamentalmente pedagógicas, la computadora aún no es cotidiana para la mayoría de los maestros mexicanos.» (Millán, 2000)
El limitado enfoque en la informática dentro del currículo educativo ha dejado a gran parte de la población estudiantil sin las habilidades digitales necesarias para enfrentar los desafíos del siglo XXI. Esto ha generado una brecha entre aquellos que tienen acceso a la tecnología y aquellos que no, lo que perpetúa la desigualdad y el rezago educativo en el país.
Veinte años después, cuando la gente se vio forzada a migrar al mundo digital, las consecuencias finalmente vieron la luz. Quedó demostrado el nulo interés del sistema educativo mexicano en las TIC´s, sumado a la persistente satanización de la tecnología que aún tenemos en el país, principalmente por parte de las generaciones mayores, que terminaron influyendo en volver más tediosa esta transición.
El rechazo o falta de entusiasmo por parte del sistema educativo hacia las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) ha dejado a la población en desventaja en términos de habilidades digitales, limitando sus oportunidades en el mundo laboral y social cada vez más tecnificado. La falta de una educación sólida en el uso de herramientas digitales ha exacerbado la brecha digital, dejando a muchas personas sin la capacidad de acceder a oportunidades que están disponibles en línea.
Mientras que en países del primer mundo, los estudiantes de educación secundaria tienen la oportunidad de aprender programación, uso de software avanzado de edición, diseño web o incluso la formación de equipos de e–sports dentro de sus propias escuelas, en México estudiantes de esa misma edad están utilizando herramientas tan básicas como Microsoft Office por primera vez en su vida.
La falta de acceso a una educación más avanzada en TIC's y habilidades digitales desde una edad temprana deja a los estudiantes mexicanos en desventaja en un mundo cada vez más dependientemente tecnológico. Estos desequilibrios educativos pueden tener un impacto negativo en su futuro desarrollo profesional y personal, limitando sus posibilidades de competir en un mercado laboral globalizado y tecnológicamente avanzado.
Es crucial que el sistema educativo mexicano aborde esta desigualdad y se enfoque en proporcionar a los estudiantes una educación integral, que fomente el desarrollo de habilidades digitales desde una etapa temprana. Además, se deben crear oportunidades para que los jóvenes tengan acceso a herramientas y programas educativos más avanzados, de manera que puedan adquirir conocimientos y competencias que les permitan enfrentar con éxito los desafíos del mundo actual.
¿Qué hacer al respecto?
Más allá de mostrar el problema tan obvio que ya todos conocemos la parte más importante es ofrecer soluciones concretas, un plan de acción útil podría basarse en los siguientes pasos:
Dentro de la escuela:
Integrar la tecnología en el currículo educativo: Debemos cambiar percepción de las computadoras y dispositivos inteligentes en las escuelas. Estos recursos tecnológicos deben dejar de verse como un acelerador de partículas, aislados en una sala donde solo los conocedores de tecnología compleja pueden acceder, y pasar a convertirse en herramientas cotidianas, al igual que los cuadernos, que forman parte esencial de nuestra rutina diaria. Es esencial actualizar el plan de estudios y asegurarse de que las TIC estén integradas en todas las materias. Esto permitirá que los estudiantes desarrollen habilidades digitales desde una edad temprana y se familiaricen con herramientas digitales avanzadas.
Capacitar a los docentes en tecnología: Es crucial proporcionar a los maestros la formación y capacitación adecuada en el uso de tecnología y herramientas digitales. Esto les permitirá enseñar de manera más efectiva y aprovechar al máximo los recursos digitales en el aula.
Fomentar la colaboración público-privada: La colaboración entre gobierno y empresas privadas puede ser clave para proporcionar recursos tecnológicos y programas educativos avanzados. Las empresas pueden contribuir con donaciones de equipos, prácticas en sus instalaciones y programas educativos, mientras el gobierno puede facilitar políticas que promuevan la adopción de tecnología en las escuelas.
Creación de programas extracurriculares: Estos programas pueden incluir clases de programación, diseño web, edición de video y más, brindando a los estudiantes la oportunidad de desarrollar sus talentos e intereses tecnológicos.
Fuera de la escuela:
Evaluación de necesidades: Realizar un estudio detallado para comprender el nivel de analfabetismo digital en el país. Identificar los grupos de edad, género y nivel educativo que se ven más afectados.
Creación de alianzas: Establece alianzas estratégicas con organizaciones locales, escuelas, bibliotecas, gobiernos locales y otras entidades interesadas en abordar el analfabetismo digital. Trabajar en colaboración para aprovechar los recursos y experiencia de cada uno.
Educación y capacitación: Diseñar programas de capacitación adaptados a las necesidades de la comunidad. Estos programas deben incluir conceptos básicos de tecnología, uso de dispositivos, navegación por Internet, seguridad en línea, uso responsable y habilidades de búsqueda de información.
Acceso a la tecnología: Facilitar la accesibilidad a computadoras, tabletas o dispositivos móviles con conexión a Internet en lugares estratégicos, como escuelas, bibliotecas o centros comunitarios.
Conectividad: Trabajar con proveedores de servicios de Internet para mejorar la conectividad en las áreas rurales. Buscar soluciones como redes inalámbricas comunitarias o la instalación de infraestructura de banda ancha.
Programas de alfabetización digital: Diseñar programas interactivos y participativos que promuevan el aprendizaje y la práctica de habilidades digitales. Uso de métodos visuales, audiovisuales y actividades prácticas para asegurar la comprensión y el interés de los participantes.
Capacitación de educadores: Proporcionar capacitación a maestros y educadores locales para que puedan integrar la alfabetización digital en el currículo escolar y enseñar a los estudiantes las habilidades necesarias para enfrentar los desafíos digitales.
Programas de concientización: Realizar campañas de concientización sobre la importancia de la alfabetización digital y los beneficios que puede brindar. Utilizar medios tradicionales para difundir información y motivar a las personas a participar en los programas.
Seguimiento y evaluación: Realizar seguimiento regular del progreso y evaluar el impacto de los programas implementados. Recopilar datos sobre el número de participantes, su nivel de habilidades digitales y los cambios observados.
Mejora continua: Basado en los resultados y comentarios recopilados, ajustar y mejorar constantemente los programas para adaptarlos a las necesidades cambiantes de la comunidad y maximizar su efectividad.
Si bien la integración tecnológica es un proceso que puede parecer largo y tedioso, lo será aún más conforme se siga posponiendo. La tecnología y la sociedad evolucionan más rápido que nosotros y hemos dejado pasar mucho tiempo en la adopción tecnológica plena en la vida diaria de los mexicanos. Si esto sigue así la brecha entre las clases privilegiadas y marginadas se seguirá ampliando cada vez más.
Es preocupante que cada vez que un político, independientemente de su partido o ideología presenta propuestas relacionadas con la implementación de TIC's suele ser ridiculizado y minimizado por los clásicos «desigualdologos», que insisten en que no podemos pensar en tecnología cuando hay otros temas más importantes a tratar primero. No parecen entender que los cambios no tienen por qué ser lineales y que dedicar más tiempo y presupuesto a tecnología no significa que otras áreas vayan a quedar ignoradas.
La incorporación adecuada de las TIC en el sistema educativo y en la sociedad en general no solo cerrará la brecha digital, sino que también promoverá la innovación, la creatividad y el crecimiento. Necesitamos líderes que comprendan la importancia de esta transformación y estén dispuestos a apoyar medidas concretas para su implementación.
Referencias:
BOLETÍN-088 Con analfabetismo digital 20% de familias mexicanas; propone Senado educar en uso de tecnologías. (2014, 11 febrero). http://comunicacion.senado.gob.mx/index.php/informacion/boletines/10834-boletin-088-con-analfabetismo-digital-20-de-familias-mexicanas-propone-senado-educar-en-uso-de-tecnologias.html
Millán, M. (2000, 15 mayo). Sufre la educación rezago informático. vLex. Recuperado 20 de julio de 2023, de https://vlex.com.mx/vid/sufre-educacion-rezago-informatico-78068455
Thirión, J. M., Valle Zárate, J. E., & INEGI. (2018, 1 mayo). La brecha digital y la importancia de las tecnologías de la información y la comunicación en las economías regionales de México - REALIDAD, DATOS y ESPACIO REVISTA INTERNACIONAL DE ESTADÍSTICA y GEOGRAFÍA. INEGI. Recuperado 20 de julio de 2023, de https://rde.inegi.org.mx/index.php/2018/11/07/la-brecha-digital-la-importancia-las-tecnologias-la-informacion-la-comunicacion-en-las-economias-regionales-mexico/
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