El desarrollo sostenible en la empresa es, esencialmente, la sostenibilidad económica del negocio, a medio y largo plazo, de tal forma que una empresa sostenible, es la que crea valor económico, medioambiental y social a corto y largo plazo, contribuyendo a aumentar el bienestar y el progreso de las generaciones presentes y futuras, en su entorno general.
En este sentido, las empresas deben contemplar nuevos conceptos de riesgo y de oportunidad, asociados a los aspectos económicos, ambientales y sociales para mantener la rentabilidad económica de sus actividades productivas debido a que la sustentabilidad exige que estas dimensiones se integren e interactúen en un equilibrio y se gestionen de forma integral, ya que el éxito de cualquier proyecto se define a partir de la habilidad que se tenga en la toma de decisiones para transformar los cambios en oportunidades y conseguir una ventaja competitiva y comercial.
Actualmente, en las estrategias sobre sostenibilidad de la empresa, la sostenibilidad figura como sinónimo de gestión ambiental, regulando el riesgo en la identificación de los aspectos medioambientales como los principales representantes de la gestión sostenible en la empresa. De ahí que, las estrategias de sostenibilidad que las empresas adopten, las colocarán como empresas socialmente responsables, integrándose de manera voluntaria en las preocupaciones sociales y medioambientales que se generen por sus operaciones económicas.
De esta forma, las empresas que pretendan lograr un desarrollo sostenible, deben tomar en cuenta que en una economía compleja, aquellas empresas que se preocupen por anticiparse y capitalizar factores de cambio como la tecnología, la globalización de los mercados, la demografía, los nuevos patrones de consumo, las regulaciones gubernamentales, la política global, los cambios generacionales y el cambio climático tendrán mayores oportunidades de éxito en el mercado porque cada vez existe un mayor apetito por parte de los stakeholders no solo por adquirir productos amigables con el medio ambiente, sino por los impactos positivos que tienen en las comunidades donde operan.
De esta forma, cuando el desarrollo sostenible se conciba en las organizaciones como parte esencial de la estrategia con alcance a largo plazo a través de una gestión que forma parte del modelo de negocio, entonces tendrán una oportunidad de gestionar los riesgos económicos con impactos sociales y ambientales para proteger los intereses del negocio, de la marca e imagen y de las relaciones de los grupos de interés. De tal forma que el desarrollo sostenible no debe visualizarse únicamente como un imperativo moral al que se debe apostar para, en el corto plazo, generar una buena reputación y mejorar la imagen de marca.
Las Empresas Socialmente Responsables derivan las distintas escalas de valores sociales, morales o ambientales en diferentes ámbitos formando así la sociedad global. En un mismo entorno, las prioridades en relación con estos aspectos cambian a través del tiempo, es por ello por lo que los recursos naturales se protegen con más énfasis en la actualidad que antes y por lo que, por encima de una consideración de sostenibilidad, las organizaciones que integran este concepto en su estrategia y toma de decisiones se dan cuenta que la obtención de beneficios es el principal objetivo de las empresas, pero no su única razón de ser, y optan por una reflexión a largo plazo sobre las decisiones y las inversiones estratégicas. Contribuyen, por tanto, a crear un marco donde las empresas puedan gestionar sus operaciones de modo que se fomente el crecimiento económico y la competitividad, al mismo tiempo que se garantice la protección del medio ambiente y se ponga en valor el impacto social de la actividad empresarial.
Para defender la gestión sostenible de la empresa es indispensable que la administración de la empresa trate de satisfacer no sólo las expectativas de los inversores, sino también las de todos los agentes implicados. Una empresa que quiera lograr la sostenibilidad debe contar con el compromiso de la alta Dirección de adoptar los valores sobre los que se determinarán todas las actividades de la empresa para entrar a un proceso de diferenciación y distinción. Una empresa antes de embarcarse en este proceso debe tener cubiertos otros requerimientos básicos, como es el cumplimiento de la legislación.
Por último, podemos decir que el desarrollo sostenible para las empresas es un tema que poco a poco va ganando terreno en una economía global y en la estrategia corporativa de las empresas, principalmente porque:
El mercado cada vez demanda más que las empresas sean socialmente responsables.
Las empresas trasladan al mercado un mensaje de confianza además del impacto directo y positivo que las medidas de sostenibilidad tienen sobre el entorno.
Son exigidas en ocasiones, nunca como hasta ahora ha sido tan acertado el concepto de «quien contamina paga», desde los productores primarios de bienes y servicios hasta los propios consumidores, empresas y ciudadanos.
Hoy en día, la sostenibilidad se identifica como una fuente de reducción de costes y aumento de ingresos. Además de que, muchas compañías consideran la sostenibilidad como un factor clave para fomentar el crecimiento en los nuevos mercados los cuales valoran positivamente enfoques de gobierno corporativo. Es por ello, que la incorporación de sistemas de gestión que impliquen un ánimo de superación a través de la mejora continua y de planificación de actividades se vuelven fundamentales en el establecimiento de objetivos de mejora medioambiental que contribuyan al éxito de las organizaciones.
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