Enfrentar el mundo laboral y lograr alcanzar posiciones altas es un reto que requiere fuertes habilidades de comunicación, resiliencia y pasión por la profesión, además de autoestima, autodesarrollo y determinación.
Y, si eres mujer, para mantenerte en las posiciones, el esfuerzo se cuadruplica. Recuerdo que cuando estaba embarazada de mi hijo me llamaron para una posición de Dirección en una multinacional para la cual sostuve entrevistas vía teleconferencia, desde su casa matriz y entrevistadoras regionales fuera del país, por un lapso de dos años.
Cuando el proceso requirió que me entrevistara con el responsable local, les comenté “pero, ahora mismo —como ya les había mencionado— estoy embarazada” y su respuesta fue “No tenemos ningún problema. Por favor, preséntate a la entrevista física en nuestras oficinas”. Nunca olvidaré el choque al momento de entrar, la cara de todos fue de total incredulidad. Finalmente, el responsable de la entrevista dijo “esta mujer, ¿en serio?”, mientras movía la cabeza en evidente señal de desaprobación sin dejar de mirarme.
Esa etapa de mi vida, sin embargo, ha sido de las más satisfactorias. ¡Estaba muy orgullosa y aprendiendo mucho! Estas circunstancias son una mezcla entre pre-conceptos sobre la condición de contratación, los embarazos y la falta de representación que se observa desde la academia.
Algunas carreras parecieran estar enfocadas sólo a los hombres, por lo que hay una sobrerrepresentación masculina en muchísimas áreas —como las ingenierías, Tecnologías de la Información, las ciencias duras—, mientras profesiones como mandos medios o dirección de Mercadeo o Recursos Humanos, tienen mayor representación del género femenino.
Es importante comenzar a considerar a los candidatos a los puestos sin discriminación de género para lograr un equilibrio, además de hacer notar que el techo de cristal no es solamente para el género femenino, sino para toda perspectiva nueva o diferente que rete al status quo que hayan logrado imponer los líderes en turno.
En muchas empresas se nos exigen ciertos cánones de vestimenta. Yo nunca he sentido imposiciones porque tiendo a vestir de manera formal, pero disfruto pintarme el cabello con colores que pueden ser arriesgados para alguien en mi puesto.
Algo importante es identificar los lugares en donde podemos desarrollar nuestras capacidades y no permitir que las limitaciones afecten nuestra autoestima, de lo contrario es preferible encontrar lugares más fértiles para seguir desarrollándose.
Lo más relevante es siempre avanzar con determinación y nunca abandonar nuestros sueños; marcar pautas y romper estándares sin importar cuánta oposición o desaprobación encontremos. Ser nosotras mismas.
SANDRA ZULUAGA
Directora del IMMPC capítulo Ciudad de México. Administradora de Empresas de la Universidad Externado.
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