POR SARA HIDALGO
Tal vez el mercado musical haya sido el que permitió a Corea del Sur ser mainstream en Occidente, pero es el sector de belleza el que llegó a arraigarse en el top of mind del mexicano.
K-Beauty es el término que se le ha dado a los productos de origen coreano que tienen como particularidad ser elaborados con ingredientes naturales. Es un estilo de vida que incluye rituales de belleza de 10 pasos a los que debes encomendarte día y noche pase lo que pase, y que reta los 4 etapas de embellecimiento a la que estaba acostumbrada la mujer occidental.
Poco a poco estas marcas han ido ganando terreno en México. TonyMoly, por ejemplo, reconocida por sus empaques en forma de fruta y cremas con personajes de Pokemón, sólo llegaba a verse en convenciones de anime, hoy en día se distribuye en Walmart y Sephora. La prestigiosa Skin79, que además de contar con presencia en tiendas departamentales, tiene varias sucursales en CDMX, así como Missha, otra popular y divertida firma de K-Beauty.
A inicios de 2016, cuando los Doramas (telenovelas coreanas) comenzaron a ser elegidos sobre las series y las coreografías más emuladas eran las del grupo de K-Pop, Super Junior, a la par de que los restaurantes de parrilladas coreanas se popularizaban, la marca Momiji Beauty apareció en el radar como la primera tienda en línea dedicada a los productos de belleza coreanos y japoneses, proyecto creado por dos hermanas originarias de Monterrey, que sería el tiro de hilo de una nueva oportunidad de mercado.
Una personalidad de marca definida, arduo trabajo, y una estrategia constante y fundamentada llevó a estas hermanas a tener tal éxito, que en 2018 fueron seleccionadas por distintas publicaciones como uno de los 50 personajes que transformarían a México.
En 2018 otras mujeres decidieron apostarle al negocio de la belleza coreana: surgieron entonces Sokio, Miyu Beauty Assist, Munmun y From Sokio, que no sólo generaron oferta sino que ofreció gama de productos de alta calidad en un abanico de precios más accesibles y masificó algo que sólo se encontraba en nichos de lujo, acaparado por EUA y Francia.
En México, la tendencia se ha afianzado en mujeres de todas las generaciones y ha impactado a las marcas occidentales, que se han ido adaptando, o mejor dicho, se han visto obligadas a lanzar, por señalar un ejemplo, su propia línea de mascarillas —producto estrella de la belleza coreana—.
Desde marcas de lujo como Lancôme, hasta líneas más comerciales como Garnier y Burt’s Bees han entendido que la adaptabilidad es la clave para la vigencia en el mercado y mantenerse atractivos ante la competencia. Mientras tanto, marcas como Momiji Beauty han dejado la exclusividad de la tienda en línea para acercarse al consumidor, en tiendas de autoservicio como Farmacias del Ahorro, con un rack dedicado a sus famosas mascarillas.
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