La compañía que había indicado tener tecnología para realizar análisis de sangre con una muy pequeña cantidad de ese fluido y sin necesidad de molestar a los pacientes con jeringas, llegó a un segundo final, ahora ante la justicia, tras la condena de Elizabet Holmes, su fundadora y exdirectora ejecutiva.
Theranos fue fundada en 2003, en Palo Alto, California, Estados Unidos, y la disolvieron en septiembre de 2018 luego de que se expusieran datos de operaciones fraudulentas no solo económicas, sino de la tecnología que habían desarrollado.
Ahora, un jurado californiano declaró que Elizabeth Holmes, fundadora y exdirectora ejecutiva de la compañía, es culpable de tres cargos de fraude electrónico y uno de conspiración para cometer fraude electrónico contra los inversores de la empresa.
En 2015 comenzó el declive de Holmes y su institución luego de que el diario The Wall Street Journal publicara que Theranos estaba usando máquinas de análisis de sangre tradicionales para realizar sus pruebas en lugar de los dispositivos Edison de su creación, y que estos últimas proporcionaban resultados inexactos.
El jurado también declaró inocente a Holmes de un cargo de conspiración para cometer fraude electrónico contra médicos y pacientes, y otros tres de fraude electrónico. Pese a esto, con los que sí le fueron imputados enfrentaría hasta 20 años de prisión, y también deberá pagar una multa 250 mil dólares por cada cargo de fraude electrónico y cada cargo de conspiración. El veredicto se alcanzó después de un largo juicio que comenzó hacia finales de 2021 en un tribunal federal en San José, California, presidido por el juez Edward Dávila.
Elizabeth Holmes, quien tiene 37 años de edad, fue acusada por primera vez hace más de tres años, pero el juicio se retrasó debido a la pandemia por COVID-19 y a causa del nacimiento de su hijo.
Durante varios años Holmes fue aclamada como una visionaria. Con tan solo 19 años de edad, en 2003 decidió abandonar la Universidad de Stanford para fundar Theranos que tenía la misión de revolucionar los análisis de sangre, inspirada por su propio miedo a las agujas. La, entonces muy joven, emprendedora prometió desarrollar tecnología que tuviera la capacidad de detectar enfermedades como el cáncer y la diabetes con tan solo unas gotas de sangre.
El juicio contra Holmes llamó poderosamente la atención debido al capital —tanto económico como simbólico— de la exempresaria, por ser una de las primeras convictas de Silicon Valley.
Durante su tiempo en el estrado, Holmes reconoció que los Edison, los dispositivos de Theranos, solo se usaron para realizar una docena de pruebas en pacientes, sin embargo no admitió que eso se debiera a fallas tecnológicas de los aparatos.
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