Parece cada vez más evidente que el concepto de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) por fin dejó atrás el dilema de la necesidad de su existencia para enfocarse en la mejor manera de ser aplicado.
Uno de los efectos secundarios de la pandemia por COVID-19 que podrían considerarse que tiene cierto tono positivo, es la relevancia que tomó la responsabilidad de las empresas, sin importar su tamaño, para con sus grupos de interés, es decir, los grupos con los que tiene trato directo y, por lo tanto, influencia directa.
En el país es el Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi) uno de los organismos que ha promovido la implementación de la RSE y su cumplimiento. No solo otorga anualmente el distintivo a las empresas que cumplen con los requisitos y variables para obtenerlo, sino que insiste en que la RSE sea un tema de todos los días.
Con el panorama general adverso derivado a raíz de la pandemia aún en desarrollo, lo anterior cobró importancia vital y los clientes, un grupo de interés que comparten casi todas empresas, se convirtieron también en vigilantes del cumplimiento de esa responsabilidad que tienen todas las compañías para con la sociedad.
Noticias de despidos injustificados, reducción de salarios o la negativa de cumplir con el confinamiento inicial, se hicieron virales en redes sociales y derivaron en algunos boicots a ciertas transnacionales que posteriormente debieron rectificar.
Y aunque podría tomarse así, la RSE no es una cuestión de imagen sino, como ya se dijo, es un tema que debería ser fundamental en la vida cotidiana al interior de la compañía puesto que el principal grupo de interés que tiene cualquier entidad empresarial son sus empleados.
La entrada en vigor de otros ordenamientos como la NOM-35 coadyuvan a reconocer la importancia de los colaboradores internos que, al ver y sentir que sus empleadores no los ven como un número sino como actores fundamentales para su desarrollo y crecimiento, se convierten en los principales voceros y promotores de su lugar de trabajo.
Para este año, que también se prevé complejo y retador en más de un sentido, la responsabilidad de las empresas ─sin importar su tamaño y sector─ deberá ser completa y de verdad comprometida puesto que será tocante a temas como la salud, la economía, la seguridad y el medioambiente, pilares fundamentales para el bienestar no solo del negocio sino para el del entorno en que este se encuentra.
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