Por Leticia Quezada
NO ES POSIBLE ALCANZAR EL ÉXITO EMPRESARIAL SIN MARCAR UN ENTORNO SOSTENIBLE, EMANADO DE UNA GESTIÓN ÉTICA, RESPONSABLE Y DE EXCELENCIA EN SUS ACTIVIDADES, JUNTO A UNA CONCIENCIA FINANCIERA QUE PROMUEVA UNA MEDICIÓN CONSTANTE.
El éxito se puede apreciar desde distintas connotaciones y campos, pero, ¿realmente qué es si se enmarca en el ámbito empresarial? Para ello es necesario interpretar qué representa en la comunidad en la que se reflexiona, cómo se mide o cómo lo miden desde diferentes perspectivas.
Su interpretación va desde el renombre, prestigio, triunfos o logros, emprender una nueva unidad de negocio, una fusión, la internacionalización, notoriedad, poseer un negocio exitoso, la rentabilidad del proyecto, beneficios económicos, transmitir el legado, entre otras interpretaciones; sin embargo, se debe ser más analítico al dimensionarlo.
«No debemos verlo solo desde la cuestión económica, porque, aunque es un indicador importante, se debe incluir la responsabilidad social con nuestros empleados, los valores de la empresa, nuestros clientes y el medio ambiente; es el estigma más importante, irnos más por lo sustentable y el cuidado de la naturaleza y medio ambiente», mencionó Ernesto Ousset Bueno, miembro activo del Consejo Ejecutivo Nacional, del IMMPC.
La trascendencia del legado familiar o del negocio es uno de los factores más importantes que marcan el éxito empresarial. Ante los cambios constantes en nuestro entorno resulta imperioso asegurar la continuidad a través de mecanismos de institucionalización que aseguren la transmisión del mismo, sin dejar de lado la sustentabilidad.
«Para asumir una acción de sustentabilidad se tiene que empezar por un principio y este tiene que asumir las condiciones de la empresa buscando que sean ejemplo para todos los colaboradores », puntualizó el también Socio Propietario y Contralor General de Lorsa.
«El primer punto para asumir un papel positivo en nuestra empresa, es tener presente nuestros principios y valores en toda la organización, desde la dirección general hasta el último nivel, posteriormente el empresario tiene que ser congruente con esos principios y valores».
Otras de las perspectivas que se deben atender —y no menos importante— son la medición y
análisis que muestran el comportamiento y las proyecciones a futuro a partir de la estadística. Esto ayuda a entender cuáles fueron las coyunturas en las que el negocio fue rentable, cuáles las oportunidades que se decidieron atender en su momento y si aún sigue siendo pertinente el camino decidido, sin dejar de lado la mejora continua de los procesos, la adopción de las tecnologías y las mejores prácticas que suman a la profesionalización del negocio.
«Cuando se ha alcanzado el éxito, llegamos de nuevo al principio y por lo tanto no podemos estacionarnos ahí, tenemos que empezar a buscar a través de innovación, mejores prácticas y mayores exigencias, como capacitación y nuevas tecnologías, para buscar aquello que va a diferenciarnos de nuestro presente. No tomar acción, significa retroceder, tenemos que reconocer que todo negocio próspero se fundamenta en la mejora continua.»
LA PRIMERA PIEDRA: ÉXITO PERSONAL
Cada negocio existente inicia gracias al sueño de un emprendedor, algún visionario que materializa una oportunidad para poder generar riquezas. Este atrevido personaje se vuelve fundador de un legado destinado a su familia.
Tomar esta acción define la ruta para el éxito personal, puesto que, darle vida a un proyecto, trae una satisfacción desde su planeación hasta su manifestación.
RETORNO Y RETRIBUCIÓN
Esto se materializa luego que las apuestas e inversiones (que sacaron a flote una compañía) generan riquezas para su fundador y allegados partícipes, materializado en una mejor calidad de vida para todos los involucrados.
Algunas ocasiones, el propio fundador y amigos allegados son quienes impulsan la economía
de los proyectos, arriesgando parte de su capital por una oportunidad.
ÉXITO E IMPACTO SOCIAL
Mayormente los negocios existen para generar riqueza y soluciones. Sin embargo, también existen aquellos que, desde su concepción, se crean de manera altruista bajo una responsabilidad social.
Pero no debe olvidarse que lo primero que busca un negocio es sobrevivir. El éxito, en esta situación, puede medirse en función al bien logrado, sin confundir con la caridad.
SOLUCIONES EFICIENTES PARA EL CLIENTE
Satisfacer al público es uno de los principales motores en las organizaciones; ofrecer solución con productos y atender necesidades a través de servicios resulta motivador para dueños y directivos de algún negocio. Esto es medido de manera cualitativa y cuantitativa, especialmente al existir un valor agregado, más allá de la percepción de necesidades como son las recomendaciones.
COLABORADORES
El factor humano hacia los clientes es una clave importante para el triunfo de una organización, igual que una base para la generación de riquezas. Para lograr esta relación es primordial mantener un clima de respeto, motivación, inclusión y reconocimiento dentro de una empresa o negocios, así como con colaboradores externos. Un espacio con sentido de pertenencia que refleje resultados.
RECONOCIMIENTO Y REPUTACIÓN
El prestigio es un punto para el éxito, usuarios y grupos de interés claman la reputación de marcas predilectas, donde resulta imperioso cuidar la imagen ante cualquier situación que afecte el reconocimiento de la misma, donde la ética juega un papel primordial.
Debe existir coherencia entre lo que se dice y hace. Ello debido a un entorno digital y demás medios donde se crea un falso prestigio de productos y/o servicios ofertados.
INNOVAR
La innovación es otra perspectiva necesaria para el éxito de cualquier compañía que busque trascender, donde se requiere la atribución de colaboradores, directores y fundadores. Ciclos de renovación que den nueva vida a una organización, la creación de nuevos proyectos que logren competir con otros en el mercado; una disrupción que resulta tras retar el statu quo. Fomentar una cultura de innovación garantiza sobrevivencia.
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